La prematuridad puede ocasionar lesiones o infecciones derivadas de la falta de desarrollo del bebé, el cual ha de adaptarse al medio externo antes del tiempo previsto para su alumbramiento. Esto hace que los padres de niños prematuros tengan que llevar un riguroso cuidado para asegurar la salud y bienestar del niño.
¿Qué cuidados especiales necesita un bebé prematuro?
Según La Asociación Española de Padres y Madres de Niños Nacidos Prematuramente, en España hubo un incremento de bebés prematuros cuyas cifras aumentaron con la llegada de la Covid-19.
Al parecer, la pandemia precipitó la fecha de parto de una gran parte de mujeres bajo el temor a que estas pudieran contagiarse e infectar a sus hijos. Actualmente, los servicios sanitarios y las tecnologías avanzadas permiten alargar la esperanza de vida de aquellos nacidos antes de la fecha de parto predeterminada.
No obstante, no cumplir con el ciclo de gestación al completo tiene consecuencias que afectan al recién nacido en sus primeras semanas de vida. Partes del cuerpo como el estómago, los pulmones o las extremidades inferiores, son desarrolladas al completo en las últimas semanas de gestación. Un parto adelantado, supone un riesgo en la capacidad de supervivencia fuera del vientre materno.
En los primeros días de vida, los servicios sanitarios ayudan a los padres en el cuidado especial del niño, garantizando el correcto funcionamiento de todos los órganos generalmente mediante una incubadora.
Para seguir manteniendo el bienestar del bebé tras su estancia en el hospital, hay varias recomendaciones que harán más fácil para la familia la llegada del nuevo miembro. A continuación, se mostrarán algunas de ellas.
Los primeros días en casa, son los más importantes, en ellos es fundamental que tanto los padres como el bebé estén cómodos. En este período, la alimentación debe realizarse en cada pocos intervalos de tiempo, pues el estómago del bebé aún no está completamente desarrollado.
Es normal que los progenitores sientan una sobreprotección con su hijo, y que permanezcan en alerta ante cualquier gesto extraño que éste haga. Un ejemplo claro, es el llanto del bebé, pues en sus primeros días apenas costará tranquilizarlo y su llanto será mucho más suave, también permanecerá dormido la mayor parte del tiempo comportándose igual que en el vientre materno. Cuando se acerca su fecha de nacimiento preestablecida, todo cambiará, el llanto de un bebé sano es fuerte y potente, pero no indica dolor ni malestar, es más, es síntoma de que se está desarrollando adecuadamente.
Es importante tener un hogar higiénico adaptado a las necesidades del bebé y de los padres para que la estancia de ambos sea lo más llevadera posible. Es comprensible que los familiares quieran visitar al nuevo integrante de la familia, y antes de mantener un contacto directo con éste, todos deben asegurarse tener las manos limpias, evitar el contacto si se está resfriado y evitar dar besos.
El nivel de defensas en todos los recién nacidos es bajo, y cualquier mínima exposición puede suponer un riesgo para el bebé.
Por último, lo más importante, relajarse y disfrutar de los primeros días de vida del bebé. Esta época es la más recordada ya que es en la que más tiempo se dispone para cuidar de primera mano al lactante. El instinto primitivo es más fuerte de lo que pensamos, y al final estamos preparados para mantener a las nuevas generaciones.